
La visita a la Bodega Ocucaje estuvo llena de sorpresas. De entrada, saber que no abren sus puertas un domingo y todo un equipo se había movilizado desde Lima para recibirnos ya era muy valorado, sin embargo la primera grata sorpresa (de muchas!) fue cuando bajamos del vehículo, estaban ahí en fila para darnos la bienvenida, por eso emoción y puro corazón.

El calor de Ica era realmente muy fuerte, así que lo primero fue llevarnos bajo techo a entregarnos unos deliciosos y heladitos «marcianos» o «chups» de …oh sorpresa!!…Pisco para refrescarnos. Inmediatamente nos entregaron los mandiles rojos con los que nos ven en la foto diciéndonos que nos consideraban parte de la familia. Realmente muy cálido todo.
Estábamos sorprendidos y felices, el calor no importaba ya. Fuimos caminando hacia su viñedo donde otra sorpresa nos esperaba, habían instalado en medio del camino un bar para ofrecernos cocteles heladitos mientas nos explicaban que por los años 70 poseían mas de 1,600 hectáreas sembradas con viñedos de diversidad de uvas, pero con la reforma agraria la mayoría de esas tierras les fueron expropiadas y siguieron operando con uvas que compran a otros productores para completar lo que cosechan en sus propios viñedos.
Sin embargo, luego de conocer sus instalaciones, maquinarias y explicarnos todo el proceso, nos esperaba la mayor sorpresa. Habían preparado para nosotros un almuerzo maridaje en la sala de barricas!!! Vean la foto más bajo, realmente no podían haber elegido un mejor ambiente para quienes somos apasionados del vino. La elección de la comida y los vinos fue de primera, lograron la armonía necesaria que nos hizo disfrutar mejor sus vinos blancos y tintos hasta con el postre. Realmente nos atendieron como reyes.
Fue una visita inolvidable. A continuación unas imágenes del gran día que pasamos en Ocucaje como parte del fin de semana enoturístico organizado por Cata Privada.









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