
Para quienes nos gusta el vino y luego de haber probado tantas etiquetas provenientes de Argentina, especialmente de las diversas regiones de Mendoza, es fácil comprender que ir a conocer sus bodegas es un destino soñado
Así que cuando apareció un tour para agosto del 2018 en un grupo de winelovers, me anoté decidida a irme aunque sea sola. Felizmente se unieron a mi dos queridas amigas que además sabían muchísimo más de vinos que yo y por lo cual el viaje no solo se amplió en días fuera del tour, sino también se enriqueció con su experiencia.
Llegamos un lunes y nos alojamos mediante el sistema airb&b en un departamento en el centro de Mendoza en un piso superior de una galería clásica muy bonita. Nuestra primera noche cenamos pizza al frente, en un restaurante de nombre «Los inmigrantes» y lo mejor de ese día fue el descubrir un bar de vinos también al frente de nuestro departamento.

Bodega Norton
La bodega Norton queda en un hermoso lugar muy cerca a la Cordillera de los Andes, en Luján de Cuyo. Ahí nos recibieron como reinas por el contacto de una de mis amigas, hasta con la bandera de Perú izada en honor a nuestra visita, ¿se imaginan que lindo? Escuchamos de su tierra, de sus viñas con edades de 30 y hasta de 80 años de edad, conocimos su filosofía, catamos 8 de sus deliciosos vinos y finalmente almorzamos en su restaurante «La Vid» con sus mejores etiquetas. Gran Inicio.


Viña Cobos
Esa tarde del primer día, llegamos corriendo a la Bodega Cobos, también en Lujan de Cuyo, eramos las únicas porque era mas tarde del horario normal, pero igual nos atendieron muy amablemente, paseamos su bodega y probamos 4 vinos, sus Bramare, malbec, cabernet sauvignon y cabernet franc, además de un Cobos malbec. Todos del 2015 y realmente deliciosos.
Nos contaron que Paul Hobbs, socio fundador y enólogo de Viña Cobos, trabaja desde 1988, explorando y ubicando distintas regiones de Mendoza, para elaborar de vinos únicos, complejos, elegantes, de gran sutileza y balance, que logran mediante el manejo del viñedo, un trato cuidadoso de la uva y un meticuloso proceso de elaboración. Y vaya que lo logran, su prestigio por la calidad de sus vinos, es conocido en todo el mundo.

Huentala Wines
No visitamos la viña, pero almorzamos con el dueño, Julio Camsen, un carismático caballero, en el hotel también de su propiedad probando sus mejores vinos, en medio de historias sobre sueños y la tierra donde crecen sus viñas, 230 hectáreas ubicadas en Gualtallary, Tupungato, en el famoso Valle de Uco, donde cosechan uvas de altísima calidad sobre todo porque crecen a 1,400 m.s.n.m en suelo pedregoso y ya sabemos que a mas altura mejores uvas.
Probamos un rosado, su zorro salvaje, sombrero cabernet franc, el gran sombrero malbec (estupendo!) y su vino ícono que tiene el nombre del más soñador de Huentala Wines, su propietario.

Matervini
Esta bodega tiene un a terraza de ensueño en su segundo piso (puede verse en la portada de este artículo) donde se ven una vista maravillosa y aprovechamos para tomarnos muchas fotos.
La filosofía de Matervini es partir de la uva Malbec plantada en distintas zonas, desde lo más tradicional hasta lo más inexplorado y probar que con la misma uva se producen vinos de carácter absolutamente diferente. Esta bodega es de Santiago Achával y Roberto Cipresso. Santiago fundó en 1998 la bodega Achával- Ferrer, asociado a Manuel Ferrer y Roberto Cipresso con tal éxito que sus vinos estaban entre los top del mundo. Luego vendieron la Bodega Achaval a los rusos y Santiago junto a Cipresso se unieron en el 2008 para formar Matervini, emprendimiento que tiene producción de uvas Malbec en distintas geologías del país.
Roberto Cipresso aporta toda su vasta experiencia de origen italiano. Fue quien fundó Winemaking, un equipo que asesora a distintas firmas italianas y de otras partes del mundo. De ahí, su conexión con Achával-Ferrer.
Tienen vinos del valle de Uco, del Valle de Canota en Mendoza; del Valle Calchaquíes en Salta, a mitad camino entre Cafayate y Molinos; de Yacochuya, en Cafayate y Piedras Viejas, en la zona de El Challao, Las Heras, también en Mendoza. Probamos cuatro delicias.


Bodega Salentein
Esta bodega es una belleza, imperdible visitarla si vas a Mendoza. Está ubicada en el Valle de Uco a una altura de 1.200 metros, justo en el centro de los viñedos. Está rodeada de cerca de 50 hectáreas de paisaje desértico que decidieron conservar y mas allá se ven los Andes nevados, que tienen más de 6.100 metros.
El diseño de la bodega tiene forma de cruz y cada ala es una bodega con dos niveles. En el primer nivel, tanques de acero inoxidable y cubas de roble francés para la fermentación y el almacenamiento. En el segundo, más abajo se añeja el vino en barricas de roble. Ambos pisos permiten que el vino circule de los tanques a las barricas mediante la gravedad.
Las cuatro alas convergen en una cámara central circular, similar a un anfiteatro, parece un templo, es impresionante y además tiene un piano en el centro!! Toda la bodega es espectacular, así como sus vinos.


http://bodegassalentein.com/visitavirtual/BodegaSalentein/index.html
Karim Mussi
Visitamos «La Cava de Karim Mussi» una finca sencilla y agradable, donde fuimos muy amablemente atendidas y probamos cuatro de sus mejores vinos. Karim es un reconocido enólogo que preside Altocedro desde 1999 y Alandes desde 2012. Además también dirige su proyecto Salta, Abras en Cafayate Valley.
De los cuatro vinos que probamos es Alpasión me gustó mucho mucho.

Almuerzo en Ruca Malen
Una de las maravillas del viaje fue este almuerzo en el restaurante de la Bodega Ruca Malen. Disfrutamos su clásico menú de 6 pasos donde cada plato es acompañado de vinos de las líneas Ruca Malen, Ruca Malen Terroir Series y Kinien.
Una cosa es mejor que la otra, la vista a la cordillera de Los Andes es impresionante y el menú que parece poquito en cada plato, no es así cuando se van sumando uno tras otro, el maridaje estupendo y nos cuentan que utilizan productos locales, incluyendo hierbas y vegetales que son cultivados en su propia huerta orgánica.
Este restaurante fue galardonado en el año 2013 con el premio Global Best Of Wine Tourism como “Mejor experiencia en restaurante de bodega del mundo”. Y bueno, no le falta razón al premio. Salimos felices!!!



Bodega Benegas
Es una bodega con mucha historia que data desde 1883, cuando
Don Tiburcio Benegas fundó la bodega «El Trapiche» convirtiéndose en una de las personalidades mas importantes de la vitivinicultura de América del siglo XIX.
Luego El Trapiche se disuelve, pero en 1999 el bisnieto Federico Benegas compra un antiguo viñedo plantado por su bisabuelo y también compra una antigua bodega, una reliquia construida en 1901, ubicada en Luján de Cuyo, la que restaura completamente pero manteniendo su diseño original con paredes de adobe. La bodega está muy cerquita a Mendoza, casi metida en la ciudad.
Me llamó mucho la atención en esta bodega, el uso de antiguas piletas de cemento subterráneas que fueron remodeladas y hoy se usan para almacenar 120.000 botellas, permitiendo la evolución del vino hasta estar listas para salir al mercado.



Monteviejo
Esta bodega me encantó, no solo por sus vinos, por su paisaje, por la tremenda infraestructura de la bodega, sino porque su enólogo es músico y mi hijo también lo es. Marcelo Pelleriti es uno de los referentes de la enología mundial. Ha sido el primero en latinoamérica en obtener 100 puntos de Robert Parker con un vino francés y recibe muy altos puntajes en vinos argentinos.
Ha elaborado vinos para músicos de renombre como Jaime Torres, Pedro Aznar o Coti Sorokin y en el 2011 organizó una «pequeña fiesta de fin de cosecha» con música rock. Pelleriti tocó con la banda de covers que tenía en ese momento, Soul Mate, y se fueron sumando músicos amigos. Esta celebración se convirtió en una costumbre de todos los años que ahora se llama Wine Rock, un festival que convoca a cerca de 2500 personas.
La bodega está al pie de la Cordillera de los Andes, en el Valle de Uco y forma parte del grupo de propiedades de Clos de los Siete. Algo que me interesó mucho fue el tratamiento de las uvas, tienen un sistema para transportarlas usando la gravedad con una doble cinta para seleccionar los racimos cuidando de no dañarlas. De la cosecha, durante todo el proceso, pasando por el escurrido del vino de las cubas en las barricas de añejamiento, el vino sigue su pendiente natural usando solo la fuerza del peso de la uva para desplazarla de arriba a abajo.
Por su puesto, le traje a Lima uno de sus vinos con nombre musical «Octava Alta» para que lo abra cuando tenga su primer hijo, porque según me explicaron es un vino que puede guardarse varios años.




Continuará…..
(aún me falta relatarles sobre la Bodega DiamAndes, El Enemigo, Catena y la cena en el restaurante de Francis Mallman. Además de los datitos viajeros.